SEVILLA ARROPA A SU CARDENAL AMIGO VALLEJO VOLCADA SOBRE LA TUMBA DE FRAY LEOPOLDO

Los regalos de fray Leopoldo: alegría y fraternidad


Aunque los pertinentes chubascos parecían negarlo, sin embargo había llegado la primavera. Sevilla había celebrado con intensidad y fervor, entre olores a incienso y azahar, su Semana Mayor, esa Semana Santa donde la Pasión de Cristo se hace vida en las calles de la ciudad. Las golondrinas surcaban los aires de su cielo, mientras la gente se divertía, al toque de Sevillanas, en el real de la Feria de abril y al grito del ¡olé! en la Real Maestranza Taurina.
Era una hermosa mañana de primavera del pasado 9 de mayo, una ligera brisa acariciaba suavemente las ramas de los árboles. Los devotos de Fr. Leopoldo se fueron reuniendo en el Convento de los Capuchinos de Sevilla para salir, con dirección a Granada, a las 8.00 horas puntual como las corridas a las cinco de la tarde, en autobuses con un grupo de devotos sevillanos que iban a la tumba de Fray Leopoldo, el limosnero capuchino que tenía las manos y las alforjas rotas de tanto dar y más dar. Pero esta vez el viaje llevaba una connotación del todo particular y muy sevillana: iban a participar en la misa que iba a presidir el Cardenal de Sevilla, D. Carlos Amigo Vallejo. El viaje fue amenizado con las canciones de la Coral Divina Pastora y con los rezos al humilde frailecico. A las 10.30 horas, el autobús hizo una parada para descansar, extirar las piernas y desayunar en La Roda, el último pueblo de la provincia de Sevilla, antes de llegar a la de Málaga. La comitiva llegaría Granada hora y media más tarde, aunque el viaje transcurrió distraído y alegre. Pocos minutos después de la llegada, concretamente a las 12.10 horas, el Cardenal Arzobispo de Sevilla, celebraba una misa en la luminosa y esplendorosa iglesia del Convento de los Capuchinos de Granada, donde está la cripta de Fray Leopoldo, acompañado por Fray Mariano Ibáñez, Ministro Provincial de los HH. Capuchinos de Andalucía, y por Fray José Antonio Márquez, recién llegado de Guatemala.
El Cardenal Amigo Vallejo entró vestido de pontifical. Su casulla de tisú refulgía bajo la luminosidad de la iglesia. Tras los ritos iniciales y la lectura de la Palabra, D. Carlos habló durante la homilía de los regalos que Fray Leopoldo hace a sus propios devotos. Uno de ellos, el de ver las cosas con los ojos de la humildad y la sencillez, dos virtudes que destacó en todo momento de este fraile. Habló también de la alegría del humilde limosnero y de la que regala a quien le reza, y dijo que esa alegría es una consecuencia directa de la cercanía a Dios, “¡Qué bien se está cerca de Dios!”, repetía.
El otro regalo al que se refería el Cardenal Amigo Vallejo era el de la fraternidad: “nos ha regalado una especie de alianza, un anillo, que nos une a todos los hombres en una sola familia”. Esta fraternidad -- apuntó -- posee “una particularidad, un precepto muy importante que es el de la obediencia”. Pero habló de obediencia en el sentido de darse cuenta de cuál es la necesidad del hermano, y puso de ejemplo a Fray Leopoldo, que ‘se rompía el alma para llevarle comida al que pasaba hambre’”. “Cuanto más pobre es la persona, mejor es el regalo que nos puede hacer -- comentaba el Cardenal --. Fray Leopoldo tenía el Amor a Jesucristo y se lo daba a los demás, y en Jesucristo está la salvación”.
La homilía la finalizó Fray Carlos con la mirada puesta en la Virgen, en la imagen de la Pastora Divina de las almas: “Dichosa tú que has creído, Madre nuestra, y dichoso tú, Fray Leopoldo, que te has fiado de Jesucristo. ¡Hay que ver lo que es capaz de hacer Dios cuando una persona se pone en manos de Jesucristo! La Virgen María se puso en sus manos y se convirtió nada más y nada menos que en la Madre de Dios. El pan nuestro de cada día, cuando se pone en las manos de Dios, se convierte en Eucaristía… Lo que es capaz de hacer Dios cuando alguien se pone en sus manos…”.
Una vez terminada la celebración de la Eucaristía, y el Cardenal departió y saludó afectuosamente a los miembros de la Coral Divina Pastora y a su director, Fray Eloy Rivas, con ellos se fotografió. D. Carlos Amigo realizó luego una visita a la cripta donde se encuentran los restos mortales del fraile y rezó ante su tumba. Allí mismo, decenas de fieles que guardaban su turno en la cola que les llevaba al sepulcro de Fray Leopoldo aprovecharon para besarle la mano al Cardenal y pedirle su bendición. Por su parte, Fray Mariano Ibáñez hizo al Cardenal una cuidadosa y detenida explicación de los murales grafitos de las paredes de la cripta, realizados en 1998 por Fr. Hugolino de Belluno capuchino italiano, siendo Vicepostulador Fr. Alfonso Ramírez Peralbo. Fr. Hugolino, que fue considerado en sus días por Pablo VI como el Fr. Angélico de nuestro tiempo, con pocos y sencillos elementos de la vida de Fr. Leopoldo plasmó en la cripta una brillante catequesis del mensaje que el Siervo de Dios transmite a todos los que a él se acercan: la lección del amor hecho servicio, paz y bien a los demás. Fr. Mariano lo llevó luego a visitar el museo del futuro beato, con las vitrinas que recogen cosas usadas por el Siervo de Dios, donde -- ente otras cosas -- se encuentra una reproducción de la celda de Fray Leopoldo con la pobreza impresionante de su mobiliario. El Cardenal departió, haciendo honor a su apellido, amigablemente con los devotos que lo saludaban o se fotografiaban con él. Y finalmente, en el despacho de la Vicepostulación, firmó en el Libro de Oro. Luego compartió la comida con los religiosos de la comunidad.
Una vez finalizada la visita del Cardenal, los fieles se dispersaron. Unos fueron a la Catedral, otros al Hogar Fray Leopoldo -- donde algunos tienen a sus familiares -- y otros en busca de una buena sombra o un bar para comer. A las 17.30 horas estaba prevista la salida. En la esquina de la calle Ancha de Capuchinos con la de la Divina Pastora, el grupo intercambiaba opiniones sobre las últimas horas y sobre la homilía del Cardenal. “Preciosa. La homilía ha sido preciosa, es que el Cardenal es Franciscano y se le nota que esto le tira mucho…” explica María, una de las devotas sevillanas mientras sube por las escaleras del autobús.
El regreso fue alegre y divertido como la ida. Todos tenían algo que contar o, de vez en cuando, un chascarrillo para animar el ambiente.
Y esta es la crónica de un día hermoso, en el que el pueblo de Sevilla, acudió a arropar a su Arzobispo Cardenal Fr. Carlos Amigo Vallejo junto a la tumba de Fr. Leopoldo: “el fraile que supo amar y se supo dar”.

1. San José Obrero.



3. Granada: La Santa Cruz.




6. Madre del Divino Pastor Patrona de las Misiones Capuchinas




8. Beato Jeremías de Valaquia Capuchino.




10. Domingo del Buen Pastor



11. San Ignacio de Láconi Capuchino




15. San Isidro Labrador Patrono de Madrid



18. San Félix de Cantalicio Capuchino




19. San Crispín de Viterbo Capuchino




22. Beato Diego José de Cádiz.



28. Ascensión del Señor.

31. Visitación de la Virgen.