El Papa autoriza a la Congregación de los Santos a publicar los Decretos de Martirio del jesuita P. Rutilio Grandes y dos compañeros, que serán beatificados próximamente

Beatos

Pascual Cebollada: “Rutilio Grande muestra cómo una persona sensible a la situación difícil de su país puede llegar a ofrecer su vida”

            Mártires“Su muerte violenta influyó en Óscar Romero, que también sería martirizado”

            Ha participado en el proceso de redacción de la Positio, que es el trabajo que acaba de ser juzgado por la Congregación de las Causas de los Santos, para beatificar al jesuita

            “Las figuras de los laicos Manuel Solórzano (72 años) y Nelson Rutilio Lemus (16 años) son muy importantes, al embarcarse en la misma misión que desempeña su párroco y colaborar plenamente con él”

            “Su muerte violenta influyó fuertemente en la vida de su amigo y entonces arzobispo Monseñor Óscar Romero, que también sería martirizado tres años después”

            MártiresTeólogo especialista en discernimiento espiritual, el jesuita Pascual Cebollada es el encargado de supervisar los procesos hacia la beatificación o canonización de jesuitas o de personas encomendadas a la Compañía de Jesús. En esta entrevista nos explica cuáles están siendo los pasos para beatificar a Rutilio Grande, el jesuita salvadoreño, al que define como un párroco que “cuidaba de los débiles”.

¿Cómo ha sido el proceso? ¿Qué le ha llamado más la atención?

            En realidad, es el primer proceso, en su fase romana, del que me he encargado yo como Postulador General de la Compañía. En septiembre de 2017 todavía estaba yo estudiando italiano cuando llegaron los últimos documentos para redactar la llamada Positio, que es el trabajo que acaba de ser juzgado por la Congregación de las Causas de los Santos, a la cual el Papa ha autorizado ayer la publicación del decreto de su martirio.

            MártiresLo más llamativo es su brevedad. Todo empezó en San Salvador en 2014, y oficialmente solo un par de meses después de la beatificación de san Óscar Romero, en 2015. Seis años es muy poco tiempo. Ha habido una excelente colaboración entre la Archidiócesis de San Salvador y los jesuitas centroamericanos, con nuestra Postulación General en Roma. El trabajo se repartió entre unos y otros. Y la Congregación en el Vaticano se ha dado prisa en estudiar y juzgar la Positio.

¿Por qué es importante la figura de Rutilio? ¿Qué supone para la Iglesia latinoamericana y para la Compañía la declaración de su martirio?

            Rutilio Grande, en su sencillez y normalidad de jesuita y sacerdote, muestra cómo una persona sensible a la situación difícil y a las urgentes necesidades de su país puede llegar hasta el ofrecimiento de su vida, consciente de que la puede perder. Como sabemos, su muerte violenta influyó fuertemente en la vida de su amigo y entonces arzobispo Monseñor Óscar Romero, que también sería martirizado tres años después.

            “Su asesinato causó una profunda impresión en el Padre Arrupe”

            Las figuras de los laicos Manuel Solórzano (72 años) y Nelson Rutilio Lemus (16 años) son muy importantes, al embarcarse en la misma misión que desempeña su párroco y colaborar plenamente con él. Su martirio es un reconocimiento a tantos laicos de todas las edades que en América llevan la fe a los lugares más remotos y empeñan sus vidas con gran generosidad en favor del Evangelio.

            Ellos tres son conocidos y se les tiene mucha devoción dentro y fuera de El Salvador.

¿Por qué merece Rutilio ser santo?

            El P. Rutilio había dedicado su vida pastoral, sobre todo, al seminario diocesano y a la parroquia en zona rural. Día a día, cuidaba de los débiles y denunciaba las injusticias cometidas con ellos. Por eso se jugó la vida y lo mataron. El P. Pedro Arrupe, entonces Superior General de la Compañía de Jesús, con “profunda impresión y pesar por la trágica noticia del asesinato”, declaraba al día siguiente: “El P. Grande tenía una reputación de estar eternamente dedicado a su parroquia y sus deberes religiosos. (…) Se distinguía por atender las necesidades de la gente de su parroquia. (…) Hay algo que profundamente conmueve en el hecho de que este sacerdote de 49 años fuera asesinado cuando se disponía a decir la misa. Solo puedo orar para que su sacrificio pueda traer la bendición para la gente de su parroquia”.

            Así, es un ejemplo de sacerdote y religioso entregado a su misión hasta el final, un modelo de santidad.