Manos Unidas lucha contra la indiferencia que lleva al olvido a millones de pobres

Manos Unidas
Manos Unidas lucha contra la indiferencia que lleva al olvido a millones de pobres

            Manos UnidasClara Pardo: “Permitir que una sola persona muera de hambre supone un auténtico fracaso para la humanidad”

La ONGD de la Iglesia española presentó su 63 Campaña contra el Hambre: “Nuestra indiferencia los condena al olvido”

“Si no ponemos remedio, vamos a condenar a la pobreza a 500 millones de personas más, el equivalente a toda la Unión Europea, además de incrementar las ya de por sí vergonzantes cifras del hambre en el mundo”

Manos Unidas logró aprobar 474 nuevos proyectos, por importe de 31,5 millones de euros, que han contribuido a mejorar la vida de 1,5 millones de personas en todo el mundo. Mujeres, migrantes, campesinos, indígenas, niños y niñas…

“Sabemos que la crisis en España está siendo dura y  somos conscientes de que, por el sentimiento de cercanía y vecindad, la reacción primera es  ayudar al que se tiene más cerca, pero, como siempre resaltamos en Manos Unidas, lo que para  nosotros puede ser una carencia o una crisis pasajera, para millones de personas es cuestión de vida o muerte”

“La desigualdad, a día de hoy, es la mayor amenaza para  toda la humanidad. Y la indiferencia y la inacción, sus mejores aliadas”

“Permitir que una sola persona muera de hambre, es permitir que  la desigualdad, la indiferencia, el olvido y el abandono ganen una partida que nunca debería  llegar a estar sobre el tablero y supone un auténtico fracaso para la humanidad”.  Un golpe a las conciencias, frente al espectáculo que ven algunos, desde “esta calle de la aldea global”. Así quiso arrancar la presidenta de Manos Unidas, Clara Pardo, su intervención con motivo de la 63 Campaña de Manos Unidas, que esta mañana se ha presentado en la sede de la Asociación de la Prensa de Madrid

Un rostro de una mujer africana desvaneciéndose en mitad del desierto. ‘Nuestra indiferencia los condena al olvido’, rezan el lema y el cartel de la campaña. Como todos los años, la ONGD de la Iglesia católica rinde cuentas, y lo hace convencida de su “firme compromiso con las personas más desfavorecidas del  planeta, víctimas de esa desigualdad feroz que caracteriza a nuestro mundo de hoy”, tal y como subrayó la presidenta.

Dos años después del comienzo de la pandemia, Pardo recordó cómo resultaba “impensable” su impacto, y las soluciones planteadas por la ciencia. “Sin embargo, era más previsible  que, a pesar de ser esta la peor crisis global a la que se ha enfrentado la humanidad en  muchísimos años, y de encontrarnos ante la mayor campaña de vacunación de la historia, la desigualdad entra países pobres y ricos, se iba a manifestar, también, con toda su crudeza, en el  reparto de esas vacunas”, lamentó. Con cifras en la mano: En España, el 81% de las  personas tenían la pauta completa de vacunación y cerca del 50% había recibido la dosis de  refuerzo. Y, mientras, en países como la República Democrática del Congo, tan solo un 0,4 por  ciento de la población había recibido la primera dosis de la vacuna. Eso es desigualdad”.

            En España, el 81% de las  personas tenían la pauta completa de vacunación y cerca del 50% había recibido la dosis de  refuerzo. Y, mientras, en países como la República Democrática del Congo, tan solo un 0,4 por  ciento de la población había recibido la primera dosis de la vacuna. Eso es desigualdad

500 millones de personas pobres más

“Si no ponemos remedio, va a condenar a la pobreza a 500 millones de personas más -para que os hagáis una idea, estamos hablando del equivalente a  toda la población la Unión Europea-, además de incrementar las ya de por sí vergonzantes cifras  del hambre en el mundo”, denunció Clara Pardo, quien insistió en que “combatir y denunciar las causas que perpetúan y acrecientan esas desigualdades es uno de los principales objetivos de Manos Unidas desde su fundación hace 63  años”.

El hambre, que condiciona la vida de 811 millones de personas, y recalca “las estructuras injustas que perpetúan el hambre y la pobreza: la vulneración constante de los  derechos fundamentales de millones de personas, la proliferación de las actividades  extractivitas, el acaparamiento de tierras, la explotación laboral, la especulación con el precio  de los alimentos y de las materias primas”.

“El injusto reparto de las riquezas, que supone que tan solo el 1% por ciento de la población posea  el 45% de la riqueza del mundo, mientras que casi 3000 millones de personas no poseen ninguna  riqueza, es también desigualdad”, continuó Clara, que concluyó que “la desigualdad, a día de hoy, es la mayor amenaza para  la humanidad, para toda la humanidad. Y la indiferencia y la inacción, sus mejores aliadas”.

Globalizar la indiferencia

De ahí la llamada a luchar contra lo que Francisco llamó “la globalización de la  indiferencia”, un “drama terrible que  debería hacernos, si quiera, pensar en lo afortunados que somos por vivir en esta calle de la  aldea global” Tigray, Centroáfrica, Siria, Yemen… son sólo algunos ejemplos de esa guerra civil a pedazos de la que tanto habla Bergoglio.

En cuanto a los datos, Manos Unidas logró aprobar 474 nuevos proyectos, por importe de 31,5 millones de euros. “En un año  complicado, en el que la incertidumbre condicionó buena parte de nuestras acciones, nuestro  trabajo llegó a los rincones más empobrecidos de América, Asia y África. Y nuestro mensaje de  lucha contra el hambre, la pobreza y las causas estructurales que mantienen e incrementan  estas lacras, pudo escucharse a lo largo de todo el territorio nacional”, sostuvo la presidenta de Manos Unidas.  Gracias al apoyo de instituciones y, sobre todo, a los 77.000 socios de Manos Unidas.

Los proyectos de desarrollo de Manos Unidas han contribuido a mejorar la vida de 1,5 millones de personas. “Entre ellas,  los niños, niñas y adolescentes que, con las escuelas cerradas desde hace casi dos años,  conforman ya una nueva generación perdida para la educación”. También los migrantes, las víctimas de “guerras eternas y conflictos que amenazan con  enquistarse mientras la comunidad internacional mira hacia otro lado”. También, cómo no, apoyando a las mujeres, los trabajadores precarios, campesinos, indígenas… “… ya miles y miles de personas  que, en un mundo desigual, necesitan del apoyo externo para poder vivir”.

Un esfuerzo adicional

“Por eso, porque cada vez se hace más urgente acabar con el hambre y la pobreza, pedimos a la  sociedad española un esfuerzo adicional. Sabemos que la crisis en España está siendo dura y  somos conscientes de que, por el sentimiento de cercanía y vecindad, la reacción primera es  ayudar al que se tiene más cerca, pero, como siempre resaltamos en Manos Unidas, lo que para  nosotros puede ser una carencia o una crisis pasajera, para millones de personas es cuestión de  vida o muerte”, finalizó Clara Pardo.

Tras Clara, los testimonios: el de Carlos Arriola Monasterio, cirujano guatemalteco que lleva 31 años trabajando por los  derechos de los pueblos indígenas en Guatemala, en concreto en una zona muy deprimida en el  oriente del país. Es presidente de la Asociación Santiago Jocotán.

Y el del padre Àlvar Sánchez, presente en la sala, jesuita leridano destinado en Marruecos que trabaja en el Centro  Baraka de Formación Profesional e Inserción Socio-laboral, y en la Delegación Diocesana de  Migraciones (DDM) de Nador, acompañando diferentes intervenciones al servicio de la  población más vulnerable.