El papa Francisco reivindica la alegría como la gran fuerza para transformar y seguir adelante

El papa bendice a la plaza de san Pedro vacía de personas por el coronavirus

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Francisco reivindica la alegría como “la gran fuerza para transformar y seguir hacia adelante”

El Papa, “regañado”, agradece la labor de los
farmacéuticos en la lucha contra el virus

           El Papa Francisco reivindica la alegría como la gran fuerza para transformar y seguir hacia adelante ‘Que el Dios de la esperanza les llene de alegría’

           El Papa recuerda la Evangelii Nuntiandi de Pablo VI, “cuando habla de católicos alegres, no de aquellos que viven siempre con el espíritu bajo”

           Conservad la alegría, porque la alegría en el Señor es nuestra fuerza”

           En tiempos de dolor, de muerte, de confinamiento, de desesperanza, podría resultar paradójico reivindicar la alegría. Pero esto es precisamente lo que hizo hoy Francisco durante su homilía en Casa Santa Marta. “La gran fuerza que tenemos para transformar, para predicar el evangelio, para ir hacia adelante, es la alegría”, subrayó el Pontífice, reflexionando sobre el primer encuentro entre Jesús resucitado y sus discípulos.

            Antes, una confesión de parte: “En estos días me han regañado porque no he agradecido a un grupo de personas que también trabaja. Les he dado las gracias a los médicos, enfermeros… pero me he olvidado de los farmacéuticos. También ellos trabajan para ayudar a los enfermos a mejorarse de la enfermedad”.

Los discípulos, atemorizados

            En la homilía, Francisco recordó cómo tras la muerte de Jesús, “la gente en Jerusalén tenía asombro, miedo, dudas…. Todo el mundo estaba fuera de sí”. En ese contexto, Jesús fue donde sus discípulos. “También ellos sabían que había resucitado…. pero cuando el Señor apareció se atemorizaron, ‘atónitos y llenos de temor, creían ver un Espíritu’”.

            Es la misma experiencia, recordó el Papa, “que tuvieron en el lago, cuando Jesús vino caminando sobre las aguas. Pero en aquel tiempo, Pedro, haciéndose el valiente, pidió al Señor que le hiciera caminar sobre las aguas… Ahora Pedro estaba en silencio”, sostuvo.

            Los discípulos “creían ver un espíritu…¡pero no! Miren las llagas, les hace ver sus llagas, el tesoro de Jesús”. “Tocadme, miradme, un fantasma no tiene carne ni hueso”, les dijo Jesús.

“Era tal la alegría, que se resistían a creer”

            Otra confesión papal: “Después viene una frase que a mí me da consuelo, este pasaje del Evangelio es uno de mis favoritos: ‘Era tal la alegría y la admiración, que se resistían a creer’. La alegría les impedía creer, pensaban, eso no puede ser verdad, es demasiada alegría, y esto les impedía creer”.

            Y es que, reflexionó el Papa, “en los momentos de gran alegría, los discípulos estaban paralizados, absolutamente repletos pero paralizados. Como desea Pablo a sus amigos de Roma: estar llenos de alegría”.

            Porque “la experiencia de la alegría es el más alto consuelo. Cuando el Señor nos hace ver que esta es otra cosa. Estar alegre, pero lleno de alegría, absolutamente repleto, desbordante. ‘Que el Dios de la esperanza les llene de alegría’, como dijo Pablo”.

            Es la plenitud de la fe, “es el fruto del Espíritu Santo, no es consecuencia de emociones que explotan por algo maravilloso, no”, añadió Francisco, quien recordó los últimos párrafos de la Evangelii Nuntiandi de Pablo VI, “cuando habla de católicos alegres, no de aquellos que viven siempre con el espíritu bajo”.

            No poder creerlo por la alegría. Para hacerlo, concluyó Francisco, recomendó la lectura del libro de Nehemías: “Conservad la alegría, porque la alegría en el Señor es nuestra fuerza”. Conservad la alegría, incluso en tiempos de muerte.