Quiénes somos

¿Dónde estamos hoy? (la Orden Capuchina se encuentra hoy establecida en 101 países, agrupados en 13 circunscripciones).

San Francisco. Pietro Lorenzeti. Basílica inferior de San Francisco

San Francisco. Pietro Lorenzeti. Basílica inferior de San Francisco

¿Cómo vivimos?

El estilo actual de vida de los capuchinos de hoy, refleja sustancialmente un estilo plurisecular de vida franciscana, sencilla y austera, cercana a la gente, crecida en una vida diaria fraterna y de oración. Esta descripción se refiere naturalmente a la mayoría de los hermanos, teniendo en cuenta que algunas ‘minorías creativas’ siguen, en polos entre sí opuestos, modos de vivir que van desde el pauperismo a la integración social más plena.

La fusión que tiene lugar, año tras año, entre la persona individual y la fraternidad viene facilitada por una debilidad estructural en la dirección jerárquica, renovable de trienio en trienio. En un clima de espontaneidad, familiaridad e inmediatez, se consolida una ‘personalidad fraterna’ abierta, flexible, estable en la escucha, inestable en las estructuras, sensible y desencantada y, precisamente por esto simpática y en sintonía con el pueblo sencillo y pobre.

Dentro de este marco vital, cada comunidad es un “mundo en sí mismo”, variable por estar presente en él ‘singulares personalidades’ espirituales y socio-eclesiales. Abrir la puerta de un convento/fraternidad de capuchinos, significa renovar siempre la sorpresa de un nuevo encuentro, imprevisible, en cada caso, por lo demás, siempre simpático.

Francisco ante el Papa Inocencio III. Acuarela de P. Subercaseaux

Francisco ante el Papa Inocencio III. Acuarela de P. Subercaseaux

Nuestra historia.

Casi cinco siglos de presencia

Eremitorio de Acquarela. O. Marziali, 1965

Eremitorio de Acquarela. O. Marziali, 1965

La singularidad de la familia capuchina está profundamente inscrita en su historia. Nacidos en Las Marcas y casi simultáneamente en Calabria, los primeros Capuchinos  —  además, procedentes de los Observantes o Hermanos Menores simplemente —  viven del 1525 al 1545, son los veinte años que preceden al Concilio de Trento, en una transición de la literal imitación de Francisco y de los primeros compañeros a una apertura mayor en la predicación y en las exigencias formativas de los jóvenes. El resto de decenios a partir del 1500 los capuchinos ven reafirmarse definitivamente el modelo ‘conventual’, con alguna fricción ideológica con los denominados ‘hermanos viejos’. El periodo contrarrefosmista  y el siglo XVII para los capuchinos se puede definir como tiempo de gran difusión de instalación y de presencia significativa en la Iglesia y en la sociedad de la Europa cristiana.

Mateo de Bascio. Escayola de Luigi Girolamo, 1915

Mateo de Bascio. Escayola de Luigi Girolamo, 1915

El siglo XVIII, mezcla de jansenismo e iluminismo, alcanzó la cima del poder numérico (de lugares y personas), acompañado de una debilitación espiritual. El fenómeno llevará a los capuchinos  —  en paralelo con los Conventuales y los Menores —  a compartir con toda la Orden una gran disminución numérica: de hecho, a nivel general, pasaron de ser 32.831 en 1762 a sólo 7628, en el 1889.

Ludovico de Fosombrone

Ludovico de Fosombrone

Siempre a nivel general, con la recuperación cultural y espiritual del Capítulo general del 1884, la Orden Capuchina alcanzó la cifra de más de 14.000 hermanos profesos en el 1965, acercándose hoy (al 31 de diciembre del 2005) a cerca de unos 10.600. Más fecunda y misteriosa es la “historia de la santidad” entre los Capuchinos. Además del considerable número de santos y beatos, ancha y larga es la hilera de Venerables y Siervos de Dios, luminosos imitadores de Cristo en el estilo evangélico de Francisco de Asís. Verdaderamente importante es la continuidad de tal “filón áureo de santidad” incluso en religiosos fallecidos recientemente. P. Damián de Bozzano (+ 1997), P. Guillermo Gattini
(+ 1999), P. Domingo (Argentina)…

Actual convento de Camerino

Actual convento de Camerino

 

Cerámica de la iglesia de los Capuchinos, en Camerino

Cerámica de la iglesia de los Capuchinos, en Camerino

 

La Duquesa Catalina Cybo

La Duquesa Catalina Cybo

 

Nuestra espiritualidad.

El rudo lecho del capuchino

El rudo lecho del capuchino

El espíritu evangélico vivido por los Capuchinos, si bien sustancialmente es igual en el decurso de los siglos, varía a veces notablemente cuando se observa de cerca en algunos sectores específicos. Cajo ejemplar es la disponibilidad de los religiosos para el ministerio de las confesiones o de la pastoral de la reconciliación. Si en el último siglo de nuestra historia los capuchinos se han convertido en apreciados confesores, no fue así durante los dos primeros siglos de vida y actividad. La fama reciente unida al ‘fraile confesor’ ha alcanzado su cima con la canonización de san Leopoldo Mandic (1983) y san Pío de Pietrelcina (2002) con fieles servicios en distintos santuarios y conventos. Por el contrario, los dos primeros siglos de historia capuchina rechazan el compromiso de la “cura de almas”, por motivos obvios de vida retirada, austeridad, minoridad, en una constante referencia casi literal a la experiencia de Francisco y de sus primeros compañeros. 

El modo mejor para comprender la “escuela capuchina de espiritualidad” es dejarse acompañar de la mano de algunas de entre las más significativas figuras de santos, de maestros, de testigos.

La olla de los pobres en un convento capuchino

La olla de los pobres en un convento capuchino

¿Qué hacemos?

Los capuchinos trabajando en el huerto

Los capuchinos trabajando en el huerto

Pluriforme es la presencia y la actividad de los hermanos capuchinos. El escenario de la ‘missio ad gentes’ subraya mejor la alta tasa de creatividad que cada hermano o fraternidad locales demuestran poseer. Incluso si muchas obras nacen estructuralmente ‘débiles’ por los motivos antes descritos, las misiones han visto y ven:

– Iniciativas de alta visibilidad espiritual: recuérdese aquí la dimensión nacional alcanzada en Brasil por la figura de ‘frei’ Damián de Bozzano (Lucca),

– Iniciativas de edificación religiosa, popular y de organización socio-económica y cultural (cf. Mozambique).

– En la mayoría de los lugares la actividad de los capuchinos privilegia iniciativas y obras sociales de ayuda a los pobres, con fuerte sensibilidad hacia las nuevas formas y exigencias socio asistenciales que florecen en las distintas circunscripciones de las Provincias.

Capuchino misionero viajero

Capuchino misionero viajero

– Además, desde la óptica eclesial, los capuchinos dedican muchas energías al sacramento de la reconciliación, en línea con los ejemplos de san Leopoldo Mandic y san Pío de Pietrelcina. Finalmente, si bien de un modo paradójico, no hay que olvidar la acción ‘apostólica’ de los hermanos que oran y ofrecen sus propios sufrimientos y la propia ancianidad por el Reino de Dios.