Conocer a Fray Leopoldo. Entrevista al P. Fernando Linares Fernández

Conocer a Fray Leopoldo. Entrevista al P. Fernando Linares Fernández
Conocer a Fray Leopoldo:
Entrevista con el P. Fernando
Linares Fernández
   

1.- ¿Cuál es el recuerdo más lejano que tienes de Fray Leopoldo?

Creo que fue en 1955. Yo era un adolescente de trece años y Fray Leopoldo un venerable anciano que todavía podía disfrutar de cierta movilidad valiéndose de dos bastones

2.- ¿Lo conociste personalmente o cuándo lo conociste y cómo?

En aquellos años el noviciado capuchino estaba en Granada y habían acogido al hermano menor de mi padre, que cuando profesó fue Fr Fernando Luis de Otura. Algunos domingos mi hermano Juan Jesús y yo acompañábamos a nuestro abuelo a la misa de once a capuchinos. Después, y con el P Maestro Pedro de Málaga, pasábamos a la huerta conventual. Era tiempo de recreo de los novicios y el rígido Padre Pedro procuraba que “casualmente” el novicio pudiera encontrarse con su padre. Allí estaba atendido por los jóvenes Fray Leopoldo. Nos daba a besar la cuerda, nos hacía preguntas, y a veces nos regalaba alguna fruta, postre del que se había privado y guardado en su cajón del refectorio para estas ocasiones.

3.- ¿Oíste hablar en tu casa de él? ¿Qué decían de él tus familiares, las personas de tu entorno, tus amigos o conocidos?

En casa se conocía el anecdotario de Fray Leopoldo que circulaba por la ciudad, no como “leyenda urbana” como se dice hoy cuando se quiere calificar un cuento, sino como testimonio de santidad y de servicio a los demás. Se comentaba también el cariño con que los frailes lo atendían y el celo del P. Guardián, Salvador de Montefrío, para preservarlo de toda molestia.

4.- El conocimiento de su persona ¿ha ido creciendo en ti o no ha tenido más eco que lo puramente anecdótico o meramente curioso de las historias que se cuentan de él, lo que dijo o hizo aquí y allí?

Creo que el conocimiento de Fray Leopoldo como paradigma de la sencillez evangélica y franciscana presente en el mundo, va aumentando en todos en la medida en que también aumenta su tarea de intercesión ante el Señor en favor de la Iglesia. Lo podemos comprobar administrando el sacramento de la Penitencia en la cripta, visitada constantemente por devotos y no devotos.

5.- Cómo Superior Provincial, tu asististe a la Clausura, en la Catedral de Granada, del Proceso “De conocimiento”, que estableció Pablo VI, y que para la ocasión escribiste una Carta a los Capuchinos de la Provincia de Andalucía, ¿Qué recuerdas de aquellos Actos y qué significaron para ti y para los Capuchinos andaluces?

En efecto, durante mi provincialato se clausuró aquella etapa del proceso. Yo quise dar gracias al Señor por dicho evento y sobre todo por su Siervo Fray Leopoldo, destacando su sencillez dentro de la herencia del Seráfico Padre San Francisco. Unos días antes hice una visita “de rigor” al Sr Arzobispo de Granada, Don José Méndez Asensio, quien agradeció la visita para poder hablar de Fray Leopoldo. Fue un largo y hermoso diálogo que me dejó admirado al comprobar lo bien que un santo entiende a otro santo.

6.- Siendo tú Ministro Provincial, falleció el P. Ángel de León que había sido el primero y único Postulador de la Causa, ¿qué impacto te produjo este hecho y cómo siguió adelante la Causa?

Estaba en la UCI del Sanatorio de la Salud el P. Ángel. Yo esperaba el parte médico de la tarde y la posibilidad de pasar a verlo. Me hicieron pasar antes de tiempo porque estaba muy alterado y no le entendían lo que pedía a médicos y enfermeras. Me tomó la mano como despidiéndose. Le di la absolución y la bendición de San Francisco y quedó sereno pues era lo que deseaba. Cuando llegué de regreso al convento ya habían telefoneado de la clínica comunicando su fallecimiento.

El P. Ángel era muy ordenado, pero según su propio orden, y hay que tener en cuenta que los dos últimos años, con su salud más que deficiente, no fueron para él fáciles. Tampoco fueron fáciles los tiempos posteriores a su muerte para los que heredamos sus tareas pero no su carisma.

7.- ¿Tras la muerte del P. Ángel, ¿qué fue lo que hiciste?, ¿qué medidas tomaste o qué pasos posteriores diste después?

Fue un año de clasificación documental de todo el material de la Postulación y de la Obra Social, para pasarlo al postulador siguiente, el Padre Alfonso Ramírez Pedrajas. El envío del proceso a Roma merece tratamiento aparte.

8.- ¿Qué recuerdo o mensaje de Fray Leopoldo guardas y conservas en tu interior como algo válido, actual, qué te ha llamado más la atención de toda su vida?  

He tenido que sufrir el falso concepto que mucha gente, sin duda de buena voluntad, tiene de Fray Leopoldo: una especie de ONG para sacar dinero a los ricos en favor de los pobres. Fray Leopoldo María de Alpandeire fue limosnero capuchino durante 40 años, y limosnero, si buscamos en un diccionario, es quien da limosna y no quien la recibe. Él es la gran limosna de Dios al mundo, para consolar, para aconsejar y acompañar, para orar con los demás, para dar testimonio de que el seguimiento de la humildad y pobreza de Jesucristo es siempre posible.