Cruz Roja socorrió a más de medio millón de niños por primera vez en España durante la pandemia

Cruz Roja
Cruz Roja socorrió a más de medio millón de niños por primera vez en España durante la pandemia

La pandemia ha requerido la mayor operación humanitaria
de la historia, con 3,6 millones de personas asistidas

            Antonio Bruel coordina la mayor operación humanitaria de la historia. Y tal vez sea por los más de 25 años que lleva al frente de estas actuaciones en Cruz Roja Española por lo que Bruel lo cuenta con una humildad asombrosa, solo atropellada por los «días que han sido un poco así, asá», gesticula con la mano. Ha habido muchos malos días en un año de pandemia. De hecho, la operación y el programa Cruz Roja Responde no han terminado, pero hoy hará balance público al cumplirse un año de la declaración oficial de la pandemia. En estos doce meses, la entidad ha atendido a un volumen de personas que no se había dado nunca antes en la historia, ni siquiera tras la Guerra Civil.

En Cruz Roja se han visto sorprendidos por el mazazo económico, sanitario y social que ha asestado el coronavirus en nuestro país. Las previsiones propias, cuenta Bruel, casi se han triplicado. Pensaban atender a 1,3 millones de personas, y llevan 3,6 millones. De ellas, 1.050.000 han sido identificadas con nombres y apellidos; al resto se le asistió en albergues o comedores. Cuatro de cada diez personas (1,44 millones) eran atendidas por primera vez. El 35% de ellas tienen edades de entre 25 y 59 años. Y el 50% son niños, así que la cifra de menores de edad socorridos podría estar entre el medio millón y los 1,8 millones, colige Bruel.

En la sede central de Cruz Roja, donde se gestiona un sistema perfectamente engrasado de atención a millones de ciudadanos, Bruel también recibe a ABC. Es curioso que hable del embudo de personas que quedan aguardando una ayuda cuando una marea de 14.000 trabajadores y 66.000 voluntarios llevan un año sin descanso. Han acompañado a mayores que estaban solos; han repartido millones de entregas de bienes y alimentos; han activado test de antígenos en colegios que no disponían de medios o han trasladado a personas hasta el hospital y la residencia; han dado, incluso, cheques a 144.000 familias para poder sufragar las facturas, sobre todo del alquiler de la vivienda y la luz. Los ‘pobres energéticos’ son el nuevo gran frente de socorro que quita el sueño a las entidades humanitarias como la de la cruz. Gracias a un acuerdo suscrito el pasado verano con el Ministerio de Sanidad, Cruz Roja ha podido hacer llegar paquetes de mascarillas a las personas vulnerables que no disponían de una protección tan básica, apostilla Toni (como le llaman) Bruel.

La edad media de las personas atendidas ha caído en picado, hasta los 44,4 años, reseña, y el Covid-19 se ha cebado especialmente con las mujeres (un 63%del total); sobre todo, madres con hijos menores de 16 años, que son el grueso de las peticiones de auxilio.

«España es ya una sociedad de pobres con trabajo –relata el coordinador general de Cruz Roja Española–. Va a incrementarse todavía más en los próximos meses. El horizonte es el de un país de brechas, donde se abren nuevas y se agudizan las antiguas, que ya eran profundas. Se ha visto en pandemia: un anciano sin una tableta no ha podido ver a nadie en 6-7 meses y ha sufrido un doble aislamiento». Ha sido peor de lo que uno imagina al otro lado, dice Bruel. No en vano, confiesa que su mayor motivo de inquietud ahora mismo es la «salud emocional» de los trabajadores que ha activado todo este despliegue humanitario. Todos se han visto muy dañados por lo vivido, reconoce. «El Gobierno va a tener que ponerse mucho las pilas en los próximos años para reducir la precariedad total en la que hemos entrado. Todos los datos que tenemos sobre la mesa hablan de personas muy vulnerables, de incremento y deterioro de los ancianos en soledad, un impacto económico tremendo en personas en edad laboral…» Y, los niños, apostilla.

Lo que la conexión encubre

A Bruel le escama especialmente el ámbito de la educación. Cruz Roja ha movilizado a un séquito de empresas y donaciones de particulares para hacer llegar tabletas, ordenadores o conexión de internet a decenas de miles de familias que no podían proveer de educación a sus hijos. No tener un ordenador ha condenado (solo) a 14.000 familias en este país atendidas por Cruz Roja. «La fragilidad de la sociedad empieza por ellos, por un niño que no pueda estudiar», afirma. «Lo más preocupante ahora es la exclusión social y la pobreza infantil que se derivan de la pandemia. La situación en miles de hogares encadena el futuro de los niños, que son el reflejo de esta enorme crisis. No puedes acceder a tus actividades escolares porque no tienes conexión. Detrás de eso hay muchas más cosas, muchas necesidades sin cubrir».

A Toni Bruel le gusta destacar de estos doce meses al límite la «situación tan extraordinaria de movilización conjunta de recursos y medios humanos. Sería muy atrevido decir que lo hemos hecho solos. Ha habido autónomos y comercios que han ayudado con lo que han podido y más», subraya. «Esta capacidad de acción conjunta no ocurre porque sí. Las emergencias tienen una fase inicial en que la ciudadanía reacciona, pero no es habitual que duren tanto ni se prolonguen a esta velocidad». Este catalán razona que el motivo del gran tsunami de solidaridad activa ha sido que «todos somos susceptibles de estar afectados por esta pandemia».