El Papa declara Venerable al P. Cosme Muñoz Pérez Fundador de las Hijas del Patrocinio de María

Iglesia de la Piedad en Córdoba, con la imagen del P. Cosme

Iglesia de la Piedad en Córdoba, con la imagen del P. Cosme

Biografía del Venerable P. Cosme Muñoz, Fundador Hijas del
Patrocinio de María 1574-1636

Sepulcro del P. Cosme, en la iglesia de la Piedad

Sepulcro del P. Cosme, en la iglesia de la Piedad

Nació en Villar del Río (Soria) en 1574, de padres nobles, no ricos. A los cinco años le dieron maestro para enseñarle las primeras letras e instruirlo en las costumbres cristianas. A los 16 años se siente inclinado a las armas y se dirige a Málaga, célebre y famoso puerto de Andalucía. Sentó plaza de soldado en las Galeras de España. Al perder la salud, trabaja, primero como amanuense de un escribano público, después como secretario de la provisión de las galeras. Una grave enfermedad le hace acudir a la Virgen de la Victoria de Málaga a la que pide fervorosamente que le alcance de su Hijo la salud perdida, prometiendo emplear la vida a su servicio. Recobra la salud, vende sus posesiones y reparte entre los pobres el dinero y se marcha Córdoba. Su meta es llegar al sacerdocio y lo alcanza, a pesar de las dificultades que encuentra. Pasa hambre, duerme en el suelo, se disciplina por los pecadores, resiste mil tentaciones que atentan contra su vocación. Mendiga para los pobres, para las mujeres caídas y recogidas en el convento de Santa María Egipciaca. Se le echan encima quienes deberían apoyarle: sus mismos compañeros de parroquia. El permanece sereno.

Hacia 1607, el Obispo de Córdoba, Fray Diego de Mardones le pone al frente de una hermosa obra que, pocos años antes, había comenzado Isabel de la Cruz con dedicación de su vida y hacienda y que se ve truncada por su muerte: un hogar para recoger, alimentar y educar a niñas huérfanas. El P. Cosme acepta el encargo y se dedica en cuerpo y alma a levantar, organizar y dar nueva forma al colegio de niñas huérfanas de Ntra. Sra. de la Piedad. Para ello se informa de los escasos establecimientos dedicados a la formación de la mujer que hay en España, busca constituciones y reglamentos en Santiago de Compostela y Toledo, pone en juego todas sus dotes de sacerdote y educador.

No hay colegios para mujeres y la escasa formación cultural que se brinda a las niñas es en el seno de las familias acomodadas. Cosme es consciente que las niñas huérfanas y pobres están abocadas a la total marginación, a la explotación social y, como única salida, la prostitución. Ve que Dios ha puesto en sus manos un tesoro y se consagra, sin abandonar los otros apostolados encomendados, a organizar un colegio para la educación de niñas, adelantándose dos siglos a lo que en la Iglesia y la sociedad será una conquista: la educación y promoción de la mujer.

La educación que se imparte en el Colegio Ntra. Sra. de la Piedad es una educación integral, de calidad y muy completa, partiendo siempre de una pedagogía preventiva. Es graduada, según la edad, y se enseña la lectura, escritura, matemáticas, música y canto, con práctica de órgano y arpa para las que tienen cualidades; sin dejar las labores de mano, dechados, bordados y toda lo relacionado con la casa, que en una familia las madres enseñan a sus hijas. Como dato de la preparación que recibían las jóvenes para poder insertarse posteriormente en la sociedad, se les enseña a valorar su trabajo, ponerle precio, gestionarlo con el exterior del Colegio y administrar el 50% de su importe que la comunidad les da. En los diez años de permanencia en el colegio se preparan totalmente y salen para tomar estado, para lo cual el colegio les entrega una dote de 200 ducados.

Para el P. Cosme, el colegio de la Piedad es la causa de sus desvelos. En la que hoy es la Plaza de las Cañas comienza la obra que pone bajo el patrocinio de Nuestra Sra. de la Piedad. Busca mujeres buenas, decididas y cultas para educar y formar a las niñas huérfanas.

Hombre intrépido y valiente sabe resistir y acometer. Envuelto en la oración, fortalecido con el sacrificio y la penitencia, transformado todos los días con la fuerza y el amor en la celebración de la Eucaristía, no teme a nada ni a nadie. En los momentos más duros, cuando sus hermanos de sacerdocio le ponen trabas, sabe que la Virgen, Madre de Dios, está con él y que por el Hermano Francisco de Santa Ana le transmite este recado: “Dile a Cosme que persevere, que ahora comienzo yo”. Muere el día 3 de diciembre de 1636 y la ciudad de Córdoba sabe reconocer su singular vida y así lo muestra el día de su muerte y los siguientes hasta su entierro, según hay constancia por un acta fidedigna.

Si hubiera que definirlo con pocas palabras, éstas podrían ser AMOR Y SERVICIO; amor desde María, la Virgen de la Piedad y servicio como Cristo, Maestro y Redentor, a todos, pero especialmente a los más necesitados, las niñas huérfanas y pobres que viven en las periferias de nuestros pueblos y ciudades.

El pasado 17 de marzo, el Papa Francisco lo ha declarado Venerable.

ACTUALIDAD DE LA OBRA Y MENSAJE DEL P. COSME

En los siglos XVIII y XIX, en la provincia de Córdoba se produce un movimiento socio-cultural a favor de la educación de la mujer y se toman como modelo los colegios fundados en Córdoba y Villafranca por los PP. Cosme Muñoz y Luis Pérez. El paso del tiempo y, sobre todo, los bruscos cambios religiosos, culturales y políticos del siglo XIX en España, crean una situación de precariedad para estos colegios. El Obispo de Córdoba interviene proponiendo la unión de estas comunidades con el fin de fortalecerlas y darles perspectivas de futuro. D. Ramón Guillamet y Comá, (1913-1920) culminó la obra comenzada por D. Sebastián Herrero Pozuelo, de unir los colegios diocesanos dedicados a la enseñanza, procedentes de las fundaciones de los PP. Cosme Muñoz y Luis Pérez, en una Congregación. Promulga el decreto el 24 de junio de 1918 y aprueba las nuevas constituciones el 9 de enero de 1919, que comienzan a regir el 19 de marzo, festividad de San José. Nombra Superiora General a la M. Amalia Cea y García del Sagrado Corazón (1860-1950). La nueva Congregación se denominó “Religiosas de Enseñanza bajo el Patrocinio de la Bienaventurada Virgen María”.

Esta Congregación con el paso del tiempo fue más allá de las fronteras de la provincia de Córdoba, haciéndose presente en otras provincias españolas donde llevaron el estilo educativo del P. Cosme Muñoz. De igual forma fundaron centros educativos en América latina, en Venezuela y Colombia, hasta donde se ha extendido la devoción y el cariño hacia la figura de Cosme Muñoz.

La importancia y actualidad del carisma del P. Cosme Muñoz y su trabajo por elevar la dignidad de la mujer en la sociedad y en la Iglesia conecta hoy, de modo extraordinario, con el deseo del Papa      Francisco por elevar y dignificar el papel de la mujer en la Iglesia, para que no sea sólo una servidora del sacerdote o de los obispos. Así lo ha manifestado en distintas ocasiones, he aquí algunas:

1. “La Iglesia reconoce el indispensable aporte de la mujer en la sociedad, con una sensibilidad, una intuición y unas capacidades peculiares que suelen ser más propias de las mujeres que de los varones”, Evangelii Gaudium, n.103.

2. “Las reivindicaciones de los legítimos derechos de las mujeres, a partir de la firme convicción de que varón y mujer tienen la misma dignidad, plantean a la Iglesia profundas preguntas que la desafían y que no se pueden eludir superficialmente”, Evangelii Gaudium, n.104.

3. “En el curso de estos últimos decenios, junto a otras transformaciones culturales y sociales, también la identidad y el papel de la mujer, en la familia, en la sociedad y en la Iglesia, ha conocido notables cambios y, en general, la participación y la responsabilidad de las mujeres ha ido creciendo”, Discurso del Santo Padre Francisco a las participantes en el Congreso Nacional del Centro Italiano femenino, 25 de enero de 2014.

4. “El genio femenino es necesario en todas las expresiones de la vida social; por ello, se ha de garantizar la presencia de las mujeres también en el ámbito laboral y en los diversos lugares donde se toman las decisiones importantes, tanto en la Iglesia como en las estructuras sociales”, Evangelii Gaudium, n.103.

Grabado de la Virgen de la Piedad

Grabado de la Virgen de la Piedad

Finalmente, el Papa Francisco ha creado una comisión que se encargará de estudiar el papel de las mujeres como diaconisas en la Iglesia. Se trata de un paso que abre la posibilidad de que las mujeres adopten más responsabilidades dentro de la Iglesia.

El Vaticano puntualiza que la función principal será estudiar el papel que tuvieron las diaconisas en los primeros tiempos de la Iglesia, pero también abordará su papel en la actualidad y estudiará su posible incorporación y la posibilidad de administrar el bautismo, distribuir la eucaristía o celebrar el matrimonio. También contempla “instruir y exhortar al pueblo, presidir el culto y oración de los fieles, administrar los sacramentales y presidir el rito de los funerales y sepultura”.

La idea de crear esta comisión surgió el pasado 12 de mayo de 2016 en un encuentro que tuvo el Papa con las religiosas participantes en la Asamblea Plenaria de las Superioras Generales en el Vaticano, quienes le preguntaron si existía la posibilidad de aumentar las responsabilidades de las mujeres. Francisco dijo entonces que la Iglesia lo estudiaría y, ahora, el grupo de trabajo abordará el asunto.

Desde hace casi tres años, el papa Francisco había expresado su interés por estudiar la importancia de las mujeres dentro de la Iglesia. Ya a su vuelta del viaje a Río de Janeiro por la Jornada Mundial de la Juventud advirtió que la Iglesia no podía limitarse a “las mujeres monaguillo, a la presidenta de Cáritas, a la catequista” y anunció que era necesario “hacer una profunda teología de la mujer”.

Los avances no se hicieron esperar y el primer gran paso será esta comisión. Su presidente será monseñor Luis Francisco Ladarria Ferrer, arzobispo de Tibica y secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Junto a él, trabajarán otras 12 personas, de las que la mitad serán mujeres religiosas o docentes universitarias.