El Papa recuerda a Benedicto XIII:
Un hombre humilde que
no cedió al arribismo
Mensaje del Santo Padre para las celebraciones e iniciativas en Gravina, en la región italiana de Apulia, con ocasión del tercer centenario de la elección al papado de Pier Francesco Orsini, hasta ahora el último Pontífice del sur de Italia. Durante la Misa el Cardenal Semeraro: “Escribió 218 sermones marianos, su devoción a la Virgen era tan conocida que sus contemporáneos lo definieron como un ‘cantor mariano'”.
Un hombre de oración que después de la elección permaneció en profunda oración durante los primeros tres días; hombre humilde que nunca se adaptó a los estilos mundanos ni sucumbió al atractivo de una carrera; “compañero de los pobres” por quien sentía especial predilección; guía para el clero comprometido con la renovación espiritual. El Papa Francisco recuerda con palabras elogiosas la figura de Benedicto XIII – Pier Francesco Orsini (1650-1730), hasta la fecha el último Pontífice del sur de Italia. Precisamente desde Gravina en la región italiana de Apulia, donde estos días se celebra con una serie de ceremonias e iniciativas el tercer centenario de la elección del ilustre “conciudadano” al trono papal (29 de mayo de 1724).
Experiencia humana y cristiana
Esta mañana, 29 de mayo, en la Basílica de Santa María Asunta, lugar donde el futuro Benedicto XIII cultivó siendo joven su vocación al sacerdocio y a la vida religiosa, el cardenal Marcello Semeraro, Prefecto del Dicasterio para las Causas de los Santos, celebró una Misa. Al concluir la liturgia, monseñor Giuseppe Russo, obispo de Altamura – Gravina – Acquaviva delle Fonti, leyó el mensaje del Papa Francisco en el que insta a los participantes en la celebración del Año Orsiniano a “aprovechar la experiencia humana y cristiana del Papa Orsini es el ejemplo para revitalizar nuestro camino”.
Opuesto a encargos prestigiosos
En el mensaje, el Papa Francisco relee luego la vida de su predecesor: “Personalidad de fe y de alma buena” que, aunque primogénito de una familia de alta aristocracia, “tuvo el coraje de dejarlo todo y seguir a Jesucristo, entrando en la Orden de Predicadores”. Por tanto, renunció a los “atractivos de una carrera que ya le estaba orientada” e incluso como hombre consagrado se mostró contrario a recibir puestos prestigiosos. Sin embargo, “un año después de su ordenación sacerdotal por obediencia – recuerda el Papa – aceptó ingresar en el Colegio Cardenalicio y posteriormente ser nombrado obispo del entonces Siponto”.
Herramienta para revivir la Iglesia
“En lugar de rebelarse o adaptarse al estilo mundano de la época, cultivó el sueño de convertirse en pastor del rebaño, transformando así su oposición interna en oportunidad”, subraya Francisco, “comprendió que la Providencia le ofrecía la posibilidad de ser dócil instrumento para hacer renacer la Iglesia de las almas”. Orsini mantuvo siempre “el fervor de un religioso piadoso y humilde” y en las tres diócesis a las que sirvió (Manfredonia, Cesena y Benevento), “no escatimó fuerzas para cumplir sus responsabilidades episcopales, prestando gran atención a la renovación espiritual del clero, yendo al encuentro de los fieles”.
Amor compasivo por los demás
Dotado de una “inteligencia con visión de futuro” y también de una “cultura probada”, se distinguió sobre todo “por su solicitud pastoral y su bondad de alma”. La esperanza del Papa es que este legado espiritual pueda reavivar entre los fieles de la diócesis de Gravino “el mismo amor” que sus conciudadanos “tenían por la Iglesia y por los amados del Evangelio, los pobres, suscitando sentimientos de amorosa compasión por los demás”. En particular a los sacerdotes, el Papa confía “la tarea de experimentar en el ministerio sacerdotal la misma inspiración que encendió toda la existencia del Pontífice Benedicto XIII; imiten su fe, su ardor, su disponibilidad a entregarse sin reservas para santificar su corazón”.
Devoción a María
“La gran devoción que Orsini tenía hacia la Santa Madre de Dios” fue, en cambio, el aspecto destacado por el cardenal Semeraro en su homilía. De hecho, los contemporáneos definieron al Pontífice como un “cantor mariano”. “Al publicar sus sermones marianos pronunciados sábado tras sábado en la catedral de Benevento”, Benedicto XIII “escribió que había hecho, desde mayo de 1686 al 13 de enero de 1713, no menos de doscientos dieciocho”, recordó Semeraro. Coronando la imagen de Santa María delle Grazie, el 3 de abril de 1723, el Pontífice de Apulia concluyó su último sermón mariano con estas palabras: “Mientras tanto, te queda a ti, Señora Clemente… tener el placer de escribirme en el Libro de tus siervos, porque así tendré la certeza de que aún estaré escrito en el Libro de la Vida Eterna… Y así espero que así sea”.
Conciertos e iniciativas
Entre los presentes en las celebraciones – que comenzaron ayer con el concierto del Oratorio de Santa Catalina y finalizarán mañana, 30 de mayo, con el acto conmemorativo Habemus Papam – Vida y obra de un hombre al servicio de Dios y del pueblo – el obispo de Altamura -Gravina-Acquaviva delle Fonti, monseñor Giuseppe Russo, el arzobispo obispo emérito, Giovanni Ricchiuti, y monseñor Saverio Paternoster, comprometidos en la causa de beatificación de Benedicto XIII.