La unión de Argentina con el padre Pío

El sacerdote Santarelli
La unión de Argentina con el padre Pío

            Padre PíoGrazio Forgione viajó a Argentina para poder pagar los estudios de su hijo Francesco, futuro padre Pío. Desde entonces, el país tiene una conexión con el santo que se traduce en devociones insólitas

Desde el fin del mundo fue posible que Fracesco Forgione se convirtiese en el padre Pío. Entre 1910 y 1917, Grazio Forgione, padre del santo, trabajó en Argentina y con su salario sostuvo a su familia, que atravesaba una etapa de miseria en Italia. Grazio, analfabeto, primero emigró a Estados Unidos, en 1898. Después de cinco años en Nueva York inició otro largo viaje, esta vez al extremo sur del continente americano, para buscar de nuevo trabajo y poder pagar los estudios de su hijo, que justo ese año ingresaba en el convento de Morcone para tomar el hábito de novicio capuchino y bautizarse como Pío de Pietrelcina.

«El padre Pío decía que tenía algo de argentino porque nació un 25 de mayo», fecha de la Revolución de Mayo, que conmemora el día de 1810 en el que Argentina inició su independencia de la corona española. Esta anécdota la recuerda el sacerdote Adrián Santarelli, quien supo del vínculo de Pío con Argentina a través de César Vairo, el primer hijo espiritual argentino del capuchino y autor del libro Mis visitas al padre Pío. «El doctor Vairo visitaba Italia por trabajo y así se hizo amigo del padre Pío. Hasta tal punto que, tras la muerte del santo, los capuchinos le entregaron reliquias», relata Santarelli, quien tiene bajo su custodia el relicario, en la parroquia Santo Tomás Moro de Buenos Aires. Las reliquias son pedazos de la capa de invierno, de la sotana, de un mitón y del tapizado donde confesaba el italiano, que este 16 de junio cumplirá 19 años como santo.

Pero la reliquia más llamativa es un pan que, tras más de 50 años, está intacto. Este periodista tomó un trozo pequeño y hasta degustó una miga. «César Vairo y su hijo de 16 años visitaron un día al padre Pío, cuando ya estaba gravemente enfermo. En ese momento estaba almorzando en su celda. Al salir el superior con la bandeja de la comida le dijo al hijo de Vairo: “Toma el pan del padre Pío”. No comió el pan, envuelto en una servilleta, y lo trajeron de recuerdo. Hasta el día de hoy, nunca se puso mohoso. Lo puso el hijo de Vairo en una cajita y así me lo entregó, conservado en perfecto estado», aseveró el sacerdote Santarelli, quien recibió las reliquias de san Pío de Pietrelcina en el año 2012.

Marcela González, animadora de los Grupos de Oración Padre Pío en Argentina, recuerda que «el fraile contaba a los capuchinos que gracias a este país pudo ir al seminario. A muchos de los que lo visitaron durante la posguerra, el padre les mandaba aquí diciendo: “Allá vas a tener futuro”». Uno de estos casos es el del obispo de la provincia de Corrientes, Andrés Stanovnik. Sus padres eslovenos fueron a ver a Pío, que les recomendó emigrar al fin del mundo. Allí tuvieron a su hijo, luego convertido en fraile capuchino.

González visitó varias veces San Giovanni Rotondo y también el Vaticano, para hablar con el Papa Francisco, a quien ya conocía como arzobispo. «Ha sido un gran apoyo para nuestro apostolado», reconoce. «Me dio su casulla para las Misas por el padre Pío. También el solideo para la oración en los retiros y un escapulario para el movimiento Siervos Inútiles del Buen Pastor. Es más, una vez nos envió una carta diciendo: “Sois el ejército que me protege del enemigo”».

San Pío está más ligado a Argentina fallecido que mientras vivía. En una esquina del centro porteño, una panadería lleva su imagen de cerámica en la fachada. «Algunos clientes compran pan solo para venir a ver y pedir algo al santo», cuenta una de las empleadas. En el norte argentino, en La Rioja, Rosita, una laica muy devota, instaló una ermita en su homenaje. El primer grupo de oración también lo integró Rosita, que afirma que se fundó en la iglesia Santa María de los Ángeles, del barrio de Núñez, y lo encabezó un cura italiano, Antonio Monteroso, amigo del padre Pío. A sus casi 79 años, Rosita habla de los milagros del santo. No olvida que hace 53 años, internada por una operación grave, «apareció en la punta de la cama para decirme: “Todo va a estar bien. A partir de hoy voy a estar con vos”». Además, la gasa con la que el padre secaba la sangre de sus estigmas está expuesta en la casa de los frailes capuchinos de Buenos Aires.

Biografía

1887: Francesco, futuro padre Pío, nace en Pietrelcina (Italia)

1903: Entra como novicio en el convento de Morcone

1916: Llega al convento de San Giovanni Rotondo

1918: Se hacen visibles sus estigmas

1968: Fallece en el convento de San Giovanni Rotondo. Su funeral es tan multitudinario que dura cuatro días

2002: Es canonizado por san Juan Pablo II